En los institutos de la UNT comienza el interés por la bioinformática, una disciplina en expansión en Europa y en EEUU
En la voz de Jordi Villá, que acaba de protagonizar una de las tantas historias de reencuentros entre los españoles bajados de los barcos y los que se quedaron en el terruño, hay entusiasmo. “Cuando le dije a mi padre que venía a un curso en Tucumán, él no lo podía creer. Y yo tampoco: yo me había criado en mi pueblo, en Masnou, viendo el libro de Andrés Villá que vosotros tenéis allí en vuestro archivo”, contó Jordi.
Para los más jóvenes: Andrés Villá fue un artista catalán (dibujante y humorista) tucumano por adopción, que a lo largo de 33 años ininterrumpidos acompañó a los lectores de LA GACETA con su “Nota del día”, una viñeta de humor costumbrista.
Una vez en Tucumán, alguien, en el curso, le dijo a Jordi: “no sólo sabemos quién fue Andrés Villá; también podemos contarte que él tuvo dos hijas: una es María Isabel, que trabaja en LA GACETA; la otra se llamaba Nuria, y falleció hace poco tiempo”. De ahí al abrazo con la prima- y un largo café, para ponerse al día sobre la saga familiar – no hubo más que un trecho.
Doctor en Química y experto en bioinformática (dirige una maestría en esa disciplina en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona), participó con otros colegas en Tucumán en un curso financiado por la Universidad de Andalucía que organizaron el Conicet y la UNT.-¿Qué es la bioinformática?
– Es un campo de la ciencia en el cual confluyen varias disciplinas tales como: biología, computación, química e ingeniería. Sin ella no habría sido posible la secuenciación del genoma humano. Hay cinco grandes bloques: la bioinformática biomédica; la genómica computacional; la bioinformática estructural (trata de entender las estructuras de las proteínas, sus propiedades); el diseño de fármacos y la biología de sistemas, que es el uso de la informática para estudiar la biología: tomas una célula, y con el ordenador intentas hacer simulaciones, para ver cómo funciona esa célula. Aunque esto es todavía un poco ciencia- ficción.– ¿Podemos decir que en la bioinformática el ordenador llega adonde no llega el ojo en el laboratorio?
– Podemos. El mundo de la bioinformática está en plena expansión. Hay quienes afirman que en 10 años la biología va a ser computación en un 50 %.– ¿A qué atribuye que la bioinformática no se haya desarrollado todavía en la Argentina?
– Argentina es muy potente en ciencia; exporta muchos investigadores muy buenos. Es probable que lo que haya ocurrido aquí sea la organización de la Universidad, compartimentada. Quizás falte esa mirada sistémica, interdisciplinar, que exige la bioinformática.
