Este 1 de enero se ha completado la equiparación definitiva de los permisos parentales. Los padres o madres no gestantes de criaturas nacidas este año tendrán las mismas 16 semanas de permiso retribuido que tenían hasta ahora las madres. Esta es una gesta histórica para el movimiento feminista, o como mínimo para una parte de este, que organizado alrededor de la PPiNA (Pertmisos Iguales e Intransferibles) ha impulsado y logrado una reforma que cumple con la mayor parte de sus demandas. Su objetivo principal es la corresponsabilidad de los hombres con la crianza, así como acabar con la discriminación en el ámbito laboral hacia las mujeres en edad de ser madres. Sin embargo, otras voces feministas representadas en PETRA (PErmisos TRAnsferibles) han estado a la contra durante todo el proceso. Defienden la dimensión biológica de la maternidad, la incongruencia de querer “igualar lo que es diferente” y abogan por el derecho de madres y criaturas a unos permisos largos que permitan una exterogestación digna.
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