Xavier Ferràs, degà de la Facultat d’Empresa i Comunicació
Recientemente se han cumplido los 25 años de la política de clústeres en Catalunya. Michael Porter, profesor de Harvard, uno de los grandes pensadores sobre estrategia competitiva moderna, tuvo en Euskadi y en Catalunya dos excelentes laboratorios de experimentación a principios de los 90. Estos territorios fueron pioneros en Europa en nuevas teorías de desarrollo económico basadas en clústeres. Para Porter, la economía se subdivide en unidades territoriales de análisis homogéneo: los clústeres. Un clúster es una concentración geográfica de empresas que cooperan y compiten en un determinado territorio y sector de actividad. Es un fenómeno económico preexistente: no se crea ni se destruye por acción administrativa. En un clúster se dan fuerzas económicas específicas que incrementan de forma natural la competitividad de las empresas presentes. Éstas sufren una mayor presión estratégica para conseguir diferenciarse -pues, en muchos casos, comparten recursos, infraestructuras, fuentes tecnológicas y canales comerciales-. En él, circula información relevante sobre el sector y la tecnología de operación. La concentración espacial de agentes fomenta las interacciones, la colaboración y la emergencia de nuevos proyectos.
Catalunya tiene una gran tradición en desarrollo de clústeres. Desde hace 25 años, equipos especializados de la Generalitat han detectado, mapeado e impulsado aquellos clústeres con mayor potencial e impacto en la economía. De la detección y análisis de la realidad económica se ha pasado a actuaciones de impulso (acciones de fomento de la cooperación, de formación específica, de prospectiva de mercados, de benchmark, de realidades más sofisticadas, y de apoyo al cambio estratégico y tecnológico de las empresas integrantes). En algunos casos, los clústeres se han organizado formalmente mediante la creación de una asociación, y la incorporación de un equipo de management profesional (cluster managers). Hoy existen una treintena de clústeres organizados (nutrición y salud, gourmet, foodservice, packaging, automoción, óptica y fotónica, biotecnología, bienes de equipo, etc), que son, ante todo, extraordinarios ejemplos de cooperación público-privada, redes organizadas de impulso a la competitividad, y grandes escuelas de práctica estratégica. Como decía uno de los mayores expertos en el tema, Ifor Ffowcs-Williams, ¿desarrollar clústers es construir relaciones personales”. Si, además, como ocurre en Singapur (economía de un tamaño similar a la de Catalunya), destináramos un presupuesto significativo a acelerar el cambio estratégico y tecnológico de nuestros clústers (Singapur destina 200 millones de dólares anuales a este objetivo), la salida de la crisis sería una gran oportunidad para convertir Catalunya en un país líder en la economía de la innovación.
Aquest article ha estat publicat a Expansión, el 19 de juny de 2017.
